Quisiera no tener que escribir estas líneas. Quisiera que el tiempo se hubiese parado hace unos cuántos años. Mi padre descansa ya y el vacío que deja nada lo llenará. No pudo aguantar los cien años, que tantas veces pensó… Nunca te dejamos marchar, porque aun estabas de verdad…pero el cielo no quiso esperar más. Ya tus manos no escribían versos, aunque de memoria los podías recitar. Estabas aquí, agotado, aguantando por nosotros.
Hace muy muy poco me dijiste …”busca esta poesía y envíala a Besana”…y no te hice caso. Pensé que no era lo de antes… que tus memorias, tu ilusión y el amor a tu pueblo, ya no sería correspondido. No quería que te hiciera daño la indiferencia. Me equivoqué, perdón papá. Tu pueblo aun se acuerda de ti. Tus paisanos te quieren y han estado aquí enviándonos consuelo en este momento tan difícil. No hay morriña como la tuya. No conozco amor al pueblo como nos enseñaste. No conozco talento para escribir, para inventar y para sonreir como tú lo hacías. Suerte tenemos de que nos queda todo eso de ti. Qué consuelo te daba escribir mientras pudiste, con tus inventos para poner en el dedo…hasta que no pudo ser. Se cerró esa ventana al pueblo que te llenaba de ilusión, y todo se fue apagando, capítulo a capítulo de ese libro que a medias dejaste. Descansas ya, papá, tu deseo se cumplió.
Gracias a todos, toda la familia queremos agradeceros de corazón el recuerdo que habéis tenido con mi padre.
Os dejo aquí “Todo cantaba en mi pueblo”. Se lo debía. D.E.P.
Yo te quisiera cantar
a ti mi querido pueblo
porque tú eres diferente
de todo cuanto Dios ha hecho
debajo del ancho cielo.
Todo cantaba en mi pueblo
en mi pueblo todo cantaba.
El gorrión sobre el espino del vallado
el jilguero en la cardancha
el tordo sobre el tejado
y entre los chopos la urraca.
El gallo, al amanecer,
al ponerse el sol, las ranas,
por la mañana, el mortero
al desayuno avisaba.
Todo cantaba en mi pueblo
en mi pueblo todo cantaba.
El reloj que hay en la torre
que tantos años contaba,
cantaba de noche y día
y a sus gentes avisaba.
Sus campanas sin igual,
qué alegría despertaban,
cuando tocaban a vuelo
una gran fiesta anunciaban.
Todo cantaba en mi pueblo
en mi pueblo todo cantaba.
El chorrear de los grifos
del caño que había en la plaza,
cuando llenaban los cántaros
y el agua los rebosaba.
El transcurrir del regato
de camino hacia la charca
donde nuestras santas madres
con el frío y con calor
nuestras ropas, allí lavaban.
Todo cantaba en mi pueblo
en mi pueblo todo cantaba.
Los mozos de la labor
cuando las tierras labraban
se oían sus tonadillas
que la yunta acompasaba,
con el crujir en el yugo
con el rozar de la maza.
La alondra se despertaba
cuando amanecía el alba
y se elevaba en el cielo
y allí parada quedaba.
entonando una canción
para alegrar la velada.
Todo cantaba en mi pueblo
en mi pueblo todo cantaba.
Los chavales por la calle
en pandilla se juntaban,
cantaban como el gorrión
sin copas sobre la marcha.
Las fuentes de sus laderas
como la fuente del Alba,
con su chorro siempre igual
cantaba de noche y día,
como banda acompasada.
Y como director de banda
un álamo la acompaña
con sus hojas blanquecinas
cuando las mueve la brisa.
parece que son de plata
cantan, cantan y cantan.
Todo cantaba en mi pueblo
en mi pueblo todo cantaba.
Y qué bonito era mi pueblo
sin sus calles asfaltadas.
sin monumentos a héroes
y sin grandiosas fachadas.
De álamos y de chopos
son sus pequeñas alamedas,
donde canta el ruiseñor
al llegar la primavera.
La cuesta de san Benito
de tomillo perfumada,
en la carretera el monte
con hermoso olor a jara.
El olor a manzanilla
que todo su campo exhala
la amapola en el trigal
por sus colores destaca
el rojo de sangre brava.
Por eso los de mi pueblo
son todos la mejor casta
amigos de corazón,
amantes de la amistad.
sinceros en su decir
y de grandiosa bondad.
Ahora yo os pido perdón
por contar tan pocas cosas
me pasa, como aquella mariposa,
que recorriendo el jardín
olvida la mejor rosa.
SIGI
Sigifredo Maria Cascón