Entre todos suman algunos siglos de esfuerzo, entrega y dedicación en sus respectivos trabajos, unos en el pueblo y otros lejos de sus raíces. Experiencia en estado puro.
Merecido descanso en esa lucha por la vida.
Y qué mejor lugar, para un guerrero, que pasar estos ratos de sosiego a la sombra de un Castillo.
Salud y fuerza para seguir disfrutando de estos momentos.
Fotos: Pilar Corredera
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