Colaboraciones

VILLOREJOS POR EL MUNDO

Nuestros paisanos ausentes, siempre en nuestro recuerdo . Como anunciábamos en la presentación de Besana digital, este es un colectivo al que queremos prestar especial atención. Sólo aquel que ha tenido que dejar a su familia y sus amigos, el sitio donde nació y los lugares donde vivió, para buscar nuevos horizontes, puede dar fe de lo dura que llega a ser esta separación. Es obvio que todos los que habéis salido del pueblo no lo hicisteis por el mismo motivo ni con el mismo ánimo. Habrá quien lo haya hecho por motivos de trabajo, otros por motivos familiares y otros lisa y llanamente porque la vida en el pueblo no respondía a sus visiones de futuro. A unos os costaría más, a otros menos; habrá quien lo haya pasado mal, habrá quien haya conseguido su objetivo y habrá quien se haya olvidado por completo de su pueblo. Muchos de vosotros seguís vinculados a Villoria de manera muy directa, bien porque tenéis vivienda, bien porque seguís conservando familia y amigos. A vosotros tenemos la gran suerte de veros con cierta periodicidad y bien que nos alegramos de que así sea. Sí, esto que decimos es cierto, a pesar de que en alguna ocasión pueda parecer lo contrario. La vida en este pueblo cambia cuando regresa el familiar, el amigo, el conocido. El pueblo lo nota y todos lo agradecemos. Pero otros de los que partieron no pueden o no quieren volver al pueblo que les vio nacer y crecer. Dicen que la distancia es el olvido. Pero, ¿estáis seguros de que esto es cierto?. ¿De verdad creéis que aquí ya no hay nadie que se acuerde de vosotros? ¿No os entrado alguna vez el gusanillo de saber qué habrá sido de ese amigo, de ese conocido, de cómo ha evolucionado vuestro pueblo?. Probad, poneos en contacto con nosotros y puede que os llevéis una grata sorpresa. Parodiando a determinados programas que están de moda en los medios audiovisuales, este arftículo está dedicado a los VILLOREJOS POR EL MUNDO. Este pueblo sigue teniendo vida, paisano, el sentimiento por Villoria es algo que se lleva dentro y a las pruebas nos remitimos. Aquí tenéis vuestra página para manteneros al día de lo que ocurre por estos parajes, a la par de que podéis contarnos lo que queráis, siempre que tengáis en cuenta la línea editorial reseñada en la presentación de esta vuestra revista. Las fotografías no corresponden a gente de nuestro pueblo.¿quieres cambiarlas y ajustarlas a la realidad?.Envianos tus fotos y la publicaremos con mucho gusto. WWW.BESANAVILLORIA.COM

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COMO HEMOS CAMBIADO

COMO HEMOS CAMBIADO... Los que ya tenemos una edad y peinamos canas o simplemente ya no tenemos nada que peinar, podemos echar la vista atrás y recordar lo que era Villoria hace tres o cuatro décadas y el pedazo de pueblo en que se ha convertido en la actualidad. Tenemos al alcance de nuestra mano prácticamente cualquier servicio que podamos necesitar y nuestro pueblo es un referente para el resto de los pueblos de la comarca. Esto es algo que enorgullece a cualquier vecino de Villoria y demuestra que el carácter de los vecinos del pueblo y la buena gestión de los distintos alcaldes y concejales que han pasado por nuestro Ayuntamiento a lo largo de los años, prescindiendo de ideologías políticas, han servido para colocar a Villoria como uno de los pueblos punteros de la provincia de Salamanca. Sin embargo...a veces me pregunto si somos más o menos felices que entonces, si todo el progreso y el bienestar económico y social del que ahora disfrutamos no nos ha hecho perder un poco la perspectiva, si en el camino no nos hemos dejado algo atrás que ya nunca recuperaremos o si el precio pagado por lograr lo que tenemos a merecido totalmente la pena. Recuerdo las calles sin asfaltar, los charcos, los sabañones, los piojos, los fríos inviernos y los sofocantes veranos, las ropas gastadas y remendadas, el color negro en el luto de las mujeres y en los curas, la ausencia de cualquier lujo y la escasez de casi todo. Yo entonces era un niño y tal vez mis recuerdos me engañen, pero creo que aquel pueblo que conocí era feliz con lo poco o nada que tenían, quizás porque como dice el refrán "no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita". Aquel pueblo que yo conocí tenía todas las puertas abiertas, sin interfonos. Entrabas y salías de las casas ajenas como los demás entraban salían de la tuya. La contraseña "quién vive" franqueaba todas las barreras y te despedían con aquella especie de bendición de "vete con Dios" que te protegía de cualquier amenaza espiritual. Cualquier buena noticia, por nimia que fuera, era celebrada como un verdadero acontecimiento y todo el pueblo lo sentía como propio: la matanza, el nacimiento de un niño, una boda, la lluvia por San Isidro... Los hombres y mujeres se cruzaban por las calles con una alegría que cada vez veo menos en nuestras caras de ahora, las caras que nos han dejado el progreso, el bienestar y el dinero. Quizás sea por el estrés, esa palabra que entonces nadie conocía y que se ha extendido como una pandemia por toda la sociedad de nuestros días. Ahora todo vamos bien vestidos, bien aseados, sabiendo que comeremos lo que queramos cuando lleguemos a casa y con dinero en el bolsillo para cualquier necesidad que se nos presente. Lo tenemos todo o casi todo pero, ¿somos felices?. Por eso a veces me miro y miro a muchos vecinos que me rodean y viendo nuestras caras pienso que si teniendo todo lo que necesitamos se nos ha quedado esta cara...más nos habría valido seguir siendo pobres. EL PÁNCARO.

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